viernes, 1 de julio de 2011

Lo que hice ayer

   Ayer aproveché bien el día.

   Por varios motivos acabé recordado cosas que tenía olvidadas y retomando costumbres que perdí con el paso del tiempo. Nada más levantarme me puse a ordenar los cajones de mi cuarto, algunos objetos vieron la luz del sol tras muchos años de cautiverio.  Afiné y limpié el polvo a mi viejo violín y estuve tocándolo hasta la hora del almuerzo. Después de comer cogí el bajo y no lo solté hasta hacerme heridas en la yema de los dedos.

   Maté zombies, ojeé libros de mi infancia, colgué antiguos posters y con la noche  ya incipiente escuché canciones que me trajeron buenos recuerdos, me corté con el recipiente de una lasaña precocinada, lo que me dejó un molesto corte con sabores a sangre y queso.

  Expiró a el mes de junio y yo seguía despierto frente al ordenador. A entradas horas de la madrugada jugué a vídeo-juegos que me macaron varios años atrás, y cuando ya el sueño me iba venciendo fui incitado a escribir esta entrada en mi blog, el cual abandoné a principios de este mes por culpa de los exámenes y no ha sido hasta este momento cuando he recuperado la determinación y la voluntad para continuarlo.

La de actividades que se pueden hacer un día en el que no tienes nada que hacer. Y no solo recuperar cosas, ayer también dejé atrás otras tantas, tengo una capacidad de carga limitada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario